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Cada día se descubren nuevas intolerancias alimentarias que, no solo influyen en nuestra dieta, también en nuestro día a día e incluso en la vida social. Hasta ahora, solo habíamos oído hablar de la intolerancia a la lactosa, al gluten, a los frutos secos y a los mariscos, pero lo cierto es que, dada la contaminación del entorno, a la fabricación de productos modificados genéticamente, a los envasados artificiales a los nuevos conservantes, entre otras muchas cosas, se han disparado las intolerancias alimentarias y las alergias.
Si tú también estás en ese grupo de personas que siempre tiene que ponerse de acuerdo en la mesa para pedir lo que no active los síntomas de esa molesta intolerancia, sigue leyendo, porque vamos a contarte por qué hay cada vez más nuevas intolerancias alimentarias y si el problema viene de dentro de nosotros o de fuera.
Aún no se sabe el por qué exacto a al surgimiento de nuevas intolerancias alimentarias, pero sí que hay ciertas teorías que apuntan a las condiciones de nuestro entorno y a la manipulación que sufren los alimentos desde que se cultivan hasta que llegan a nuestra mesa.
La nutrición es un pilar fundamental para gozar de buena salud y llegar a la tercera edad con vitalidad. ¿Sabías que Japón es el país con la mayor esperanza de vida a nivel mundial? En cierto modo, esto es dado por la dieta saludable basada en cereales, pescado y verduras que, generalmente, forma la base nutricional de todas sus regiones.
Una intolerancia alimentaria es una condición causada por una reacción adversa al comer ciertos alimentos. La intolerancia alimentaria puede deberse a la incapacidad del cuerpo para procesar o digerir ciertos nutrientes o compuestos artificiales usados en la industria de la alimentación.
Los síntomas más comunes de una intolerancia alimentaria son: el dolor de estómago, la distensión abdominal, diarrea y náuseas. Para identificar una intolerancia alimentaria, lo mejor es hacerlo por eliminación. Si crees que algún ingrediente del menú que has ingerido te ha sentado mal, déjalo de consumir por un tiempo. Haz lo mismo con todos los que creas “sospechosos” de generar tu malestar.
La principal diferencia entre una alergia y una intolerancia alimentaria es que una alergia es causada por el sistema inmunitario de una persona que reacciona a un alimento en particular. Una intolerancia alimentaria, por otro lado, no involucra al sistema inmunológico.
Las intolerancias alimentarias son más comunes que las alergias y pueden ser causadas por muchos factores, como la edad, los niveles de estrés o los trastornos digestivos. Sin embargo, hay algunos alimentos que pueden causar tanto alergias como intolerancias en algunas personas.
Como hemos visto en el párrafo anterior, las intolerancias alimentarias son más comunes que las alergias y hay que aclarar que pueden existir tantas variantes de intolerancias alimentarias como personas, ya que a cada organismo le puede sentar mal un alimento en concreto.
No obstante, hasta ahora, las intolerancias más comunes son:
Están surgiendo cada vez más intolerancias alimentarias y alergias que, hasta ahora, solo sospechábamos. Algunas de las principales causas pueden ser estas:
Factores genéticos: cuando el organismo ya viene predeterminado a no poder digerir ciertos alimentos. Los bebés solo vienen preparados para procesar leche materna y, A medida que se desarrolla su sistema digestivo, va pudiendo digerir y absorber moléculas más complejas y ajenas a su medio primigenio. En esta etapa, se pueden presentar las intolerancias.
Factores aditivos y alimentarios: la industria alimentaria no para de evolucionar y en invertir en I+D con el objetivo de cubrir las nuevas necesidades de los consumidores. La parte negativa es que, muchas veces, para alcanzar estos estándares, hay que incluir en la cadena de producción algunos químicos que no todas las personas toleran. Por ejemplo: conservantes, pesticidas, potenciadores del sabor, incremento artificial de vitaminas, fibras o la eliminación de algunos componentes hacen que desarrollemos intolerancias a alimentos que, en su estado más natural, sí podríamos consumir sin problema.
Compuestos tóxicos ambientales: no todas las nuevas intolerancias alimentarias son provocadas por nuestro organismo o los alimentos que ingerimos, el entorno también puede influir significativamente. Existen contaminantes ambientales como el plomo, el mercurio y otros metales pesados, y compuestos orgánicos como por ejemplo hormonas de síntesis, pesticidas, herbicidas, fungicidas y productos petroquímicos que, a fuerza de interactuar con ellos, acaban modificando nuestro sistema endocrino. Muchos de estos compuestos se encuentran en los productos de limpieza, en la ropa que vestimos, en los omnipresentes plásticos, en cosméticos, en la tecnología que usamos constantemente, en el agua y el aire. A todos ellos se les conoce como “disruptores hormonales”.
Mala nutrición: llevar una mala nutrición que, por un lado, acumule xenobióticos, CTPS y COPs y, por otro, manifieste un déficit de nutrientes, desarrollará la función de neutralización del posible daño producido por los primeros y desembocará en el síndrome del intestino hiperpermeable. A su vez, este podría ser una de las causas de intolerancias alimentarias.
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